Vacío a la salsa de vino
Hoy presentamos una deliciosa receta de vacío con salsa de vino. De esta forma, usted podrá elegir entre las recetas que sugerimos y formar su menú de platos de carne.
Para el vacío con salsa de vino, usted necesitará los siguientes ingredientes:
- 1 cabeza entera de ajo - no solo los dientes, sino toda la cabeza
- 1 pieza de vacío
- 2 cucharadas soperas de mantequilla
- 1/2 taza de caldo de carne (preferentemente, con sodio reducido)
- 1 vaso de vino tinto seco
- 1/4 de taza de cebollín cortado bien finito
- Sal
- Pimienta negra
- Aceite de Oliva
El primer paso para esta receta es preparar la cabeza de ajo. Para eso, sáquele la cáscara exterior, pero no lo pele ni separe los dientes.
Corte la parte superior de la cabeza de ajo, refriegue media cucharadita de aceite de oliva por toda la cabeza, y envuélvala en papel aluminio. Lleve al horno precalentado en 220ºC por 30 a 35 minutos o hasta que los dientes de ajo estén tiernos.
Retire del horno y deje que se enfríe por 15 minutos. Después, exprima los dientes de ajo en un bol y resérvelo.
Sazone la carne con sal y pimienta negra a gusto. Lleve una sartén antiadherente grande a fuego fuerte y cuando esté bien caliente, agregue aceite de oliva, lo suficiente para cubrir toda la olla.
En ese momento, lleve la carne a la sartén y cocínela por 3 a 4 minutos de cada lado o hasta que haya formado una costra en el lado externo.
Reduzca el fuego a mediano y añada una cucharada sopera de mantequilla y cocine por más 4 a 8 minutos de cada lado, dependiendo del punto que usted desee para la carne. Cuanto menos tiempo se cocine, más al punto, tierna y jugosa quedará.
Remueva la carne y resérvela, manteniéndola caliente (usted puede llevarla al horno precalentado y apagarlo al poner la carne, por ejemplo). El próximo paso es preparar la salsa.
En la misma sartén que usted
cocinó la carne, vaya añadiendo el vino y el caldo de carne a los poquitos, raspando la sartén con una cuchara de madera para remover toda la carne que quedó caramelizada en el fondo.
¡Esta carne caramelizada que está en el fondo de la olla y que mucha gente confunde con quemado que le brindará el sabor a la salsa!
Cuando la salsa esté hirviendo, agregue el ajo aplastado y reduzca el fuego a suave. Deje que se cocine destapado hasta que haya reducido el volumen por la mitad.
El objetivo de reducir es crear una salsa más consistente y con sabor más concentrado.
Cuando esté la salsa reducida hasta el punto deseado, cuélela y devuélvala a la olla con otra cucharada sopera de mantequilla. Revuelva hasta que toda la mantequilla se haya derretido.
Corte la carne en fetas contra las fibras para garantizar que quede tierna, arréglela en un plato para servir, y rocíe con la salsa, adorne con el cebollín cortado u otras hierbas a su gusto. ¡Buen provecho!
En CABA se autoriza la construcción de monoambientes de 18 metros cuadrados
La legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó la reforma de los Códigos de Planeamiento Urbano y Edificación.
Estos códigos establecen la
“forma” que la ciudad tendrá de acuerdo a las edificaciones que se autoricen, y establecerá los parámetros que regirán las
construcciones durante los próximos 50 años.
El Poder Ejecutivo se encuentra interesado en la reforma de estos códigos, a los efectos de hacer más denso el distrito y fomentar la construcción y el desarrollo en la zona sur de la ciudad porteña.
Si bien el arco opositor se había manifestado contrario a algunos puntos de la reforma al Código de Planeamiento, el oficialismo aprobó la modificación a dicho código por 34 votos contra 20 negativos, y 6 abstenciones.
El proyecto, de esta manera, obtiene media sanción, y en poco menos de un mes deberá ser discutido en audiencia pública.
Dicho proyecto establece las alturas de las edificaciones en la ciudad porteña de la siguiente manera: avenidas como Avenida del Libertador podrá construir hasta 38 metros, en otras avenidas 31 metros (PB y 9 pisos) o 22 metros (PB Y 6 pisos), calles y algunos tramos de avenidas, 16,5 metros (PB y 4 pisos) y calles y pasajes 10,5 metros o 9 metros (PB y dos pisos). Asimismo, cambia la superficie mínima de las viviendas: de los 27 metros cuadrados actuales, pasa a 18 metros cuadrados, sin contar el baño.
El proyecto también incluye la posibilidad de sumar construcciones en las zonas más bajas a los efectos de igualar alturas, como es el caso de las esquinas, donde generalmente se encuentran construcciones más bajas que en el resto de la cuadra, por el tamaño del terreno. A esta posibilidad se la denomina enrase, y el actual proyecto que ya cuenta con media sanción posee seis tipos de enrases. En barrios más bajos, los enrases son solo de dos tipos, aunque desde la legislatura afirman que no descartan modificaciones en este sentido.
Desde la oposición se manifestaron contrarios al mencionado proyecto: “Poner un límite a la altura de las torres y achicar ambientes no alcanza para revertir un modelo de desarrollo urbano que pone a los intereses inmobiliarios por encima de la calidad de vida y el bienestar de la ciudadanía. La propuesta del Poder Ejecutivo promueve la edificación indiscriminada sin un plan integral, ignorando el impacto que puede tener sobre la infraestructura, la identidad y las necesidades de barrios que son residenciales y, en algunos casos, saturados de gente”, manifestó Roy Cortina, presidente del bloque socialista.
El bloque peronista también se mostró disconforme con el proyecto: “Seguimos sin entender cuál es el beneficio al buen vivir de una vivienda de 18 metros cuadrados cuando el vigente son 27 metros cuadrados. En materia de renovables tampoco se especifica ni el porcentaje que será exigido, ni el beneficio que significará para la construcción. Respecto del código de planeamiento creemos que, en términos de densificación, el código actual ya permite que 3 millones de personas más vivan en la ciudad.”
Desde el oficialismo, por su parte, manifestaron que: “El objetivo principal de lo que debatimos hoy es que a través de un debate político-filosófico que se expresa en los lineamientos de un código urbanístico se puedan establecer en la coincidencia y no coincidencia entre los distintos bloques parlamentarios una clara política pública y de Estado para poder proyectar qué tipo de ciudad queremos para los próximos 50 años. Pretendemos que ese modelo en torno al desarrollo urbano esté atado a mejorar la calidad de vida de los porteños, que logre garantizar espacios públicos mucho más inclusivos, sustentables, promoviendo la educación, la cultura, la diversidad, el disfrute y el encuentro con el otro.”